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La resiliencia muestra la infinita capacidad de superación que tiene un ser humano que es capaz de sobreponerse ante circunstancias de adversidad sin perder por ello, su capacidad para ser feliz. Se trata de tener la capacidad emocional de experimentar situaciones de dificultad buscando un sentido positivo a esas vivencias.

Como bien explicó Victor Frankl, cuando una persona busca un sentido concreto a una circunstancia adversa, consigue afrontarla mejor. Tanto la resiliencia como la Logoterapia muestran que la realidad es única, sin embargo, las interpretaciones posibles a partir de dicha realidad son múltiples.

Conviene puntualizar que ser resiliente no es sinónimo de no experimentar dolor ante causas de sufrimiento. Una persona resiliente es aquella que diferencia entre aquello que depende de su voluntad y aquello que está fuera de su control con el objetivo de poner el punto de atención en aquello que sí puede modificar (su actitud y su modo de vivir esa situación).

Existen situaciones muy humanas en las que un ser humano debe optimizar sus recursos para pasar página: un desamor, una decepción personal importante, problemas económicos, una enfermedad, la muerte de un ser querido…

¿Cuáles son los beneficios de la resiliencia? Las personas altamente resilientes son comprensivas consigo mismas, establecen un diálogo interior amable, no se encierran en sí mismas en una situación de dolor y buscan apoyos para sobrellevar mejor la adversidad, son conscientes de sus defectos pero también, de sus virtudes.

La resiliencia es una cualidad humana y como tal, puedes entrenarla. ¿Cómo lograr el objetivo de ser más resiliente?

1. La interpretación que una persona tiene de la realidad es totalmente subjetiva. En ese caso, potencia el hábito de interpretar un obstáculo como un reto y no como una limitación. Se trata de hacer un reencuadre de la perspectiva.

2. La compañía de los seres queridos y amigos es muy importante para sumar fortaleza emocional, confianza y ánimo en un momento de sufrimiento. Un gesto de resiliencia es dedicar tiempo a cultivar los vínculos afectivos para mantener relaciones personales sólidas. Pide un abrazo cuando lo necesites.

Contar con el apoyo de un buen amigo aporta un consuelo que resulta terapéutico, además de que como explica Tomás de Aquino, el peso de la tristeza es más leve cuando se reparte entre dos personas.

3. Pedir ayuda es un signo de inteligencia emocional y de resiliencia. Nadie puede adivinar los pensamientos de otra persona, ni acceder a lo más hondo de su corazón. Por ello, pedir ayuda es cuidar de uno mismo sin esperar a ser salvado por un tercero.

4. La tristeza implica otro ritmo y otra intensidad diferente a la alegría. En una etapa de tristeza vital, es muy importante descansar, rebajar el nivel de exigencia a nivel profesional, potenciar el tiempo de ocio y buscar el placer de los sentidos como un antídoto terapéutico. Por ejemplo, cuida tu alimentación, disfruta de placeres relajantes como un buen baño caliente, disfruta de la belleza de un paisaje mientras caminas…

5. Al igual que un médico receta un tratamiento médico de acuerdo a un diagnóstico concreto, también es muy saludable identificar cuál es la causa del malestar para, posteriormente, identificar los recursos personales y dar el mejor uso a esos recursos.

6. Una de las cualidades más importantes de una persona resiliente es la capacidad de adaptación al cambio. Es muy saludable entrenar la creatividad para desarollar esta flexibilidad mental: cultiva tus aficiones, disfruta del placer de la lectura, pasa menos tiempo frente a la televisión y escucha música con más frecuencia, cultiva el arte de la fotografía e inmortaliza imágenes que llaman tu atención, visualiza en tu mente las felices imágenes de tu niñez…

7. Para potenciar esta capacidad de adaptación también es muy saludable romper la rutina a través de pequeños gestos en el día a día. Por ejemplo, puedes modificar el itinerario habitual que recorres para volver desde el trabajo a casa. No existe un único modo de hacer las cosas: elabora un plan B.

8. Desde el punto de vista de la resiliencia también es muy importante ajustar las expectativas para esperar más de uno mismo y menos de los demás. Se trata de no delegar responsabilidades personales en manos de otro: nadie puede hacerte tan feliz como tú mismo. Y el principal motor de un proceso de cambio es personal e intransferible.

9. La ayuda profesional también puede ser un punto de resiliencia fundamental en quien toma la iniciativa de hacer un proceso de coaching para lograr un objetivo determinado. Un coach es un profesional competente para tal fin.

10. Cuando exista una preocupación que te inquiete, puedes elaborar una tormenta de ideas con posibles soluciones. Este ejercicio es visual para tomar conciencia de que en la práctica del vivir, existen distintos caminos. Por ello, no quedes encerrado en el plano teórico de una preocupación.

Desde el punto de vista de la resiliencia, aprende de tu experiencia de vida puesto que hoy eres más sabio que hace cinco años. Pero también, aprende del ejemplo de superación de otras personas que pueden ser un referente por su actitud positiva.

Alimenta tu mente con pensamientos positivos y tu corazón, con sentimientos tan bellos como el amor y la empatía de amarte a ti mismo hasta el infinito.

Foto – Susana Fernández en Flickr

 

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