Vivimos rodeados de información sobre vida sana, hábitos saludables, bienestar espiritual… Todo el mundo parece saber qué necesitamos para llevar una vida mejor. Pero, ¿son estos hábitos para todos?
En redes vemos miles de rutinas: levantarse a las 5 de la mañana, beber agua con vinagre en ayunas, correr aunque nunca te haya gustado, desayunar zumos verdes, comer más grasa, bajar los hidratos, monitorizar tu glucosa, gafas azules para las pantallas, rutina facial de última generación antes de dormir… y podría seguir.
No necesito contarte los beneficios de los hábitos saludables. Los he probado casi todos, pero la mayoría no los pude sostener. Podríamos acordar unos hábitos universales, pero el exceso de información no nos deja centrarnos en lo básico para después, si queremos, ir escalando.
El error que cometemos al iniciar un nuevo hábito
Para muchas personas, esta idea de “vida saludable” se convierte en una fuente de presión en lugar de bienestar. Me atrevería a decir que, para las mujeres incluso esa carga es mayor, cuando el mensaje oculto tras el hábito saludable es “tu cuerpo no es válido, cámbialo”, pero esto daría para otro artículo.
En una época de mi vida, yo lo viví así. Pensaba que cuidarme era seguir una rutina estricta y perfecta, y me exigía resultados como si cuidarme fuera una meta final, no un camino de bienestar personal. Cuando no podía cumplirlo, me sentía culpable, triste, frustrada y finalmente terminaba abandonando.
En todos esos intentos, siempre cometí el mismo error: nunca me paré a escucharme, a escribir lo que quería, nunca me pregunté:
- ¿Para qué necesito estos hábitos?
- ¿Los quiero implementar en mi vida realmente?
- ¿Son, en mi situación actual, posibles para mí?
- ¿A qué tendré que renunciar? ¿Estoy dispuesta a asumir esa renuncia?
- ¿Qué beneficio me aportan a mí?
Cuando cambié mi forma de iniciar un nuevo hábito fue cuando lo conseguí. Dejé de mirar fuera y empecé a crear hábitos que nacían de mis necesidades, intereses y valores. Así los empecé a disfrutar y mantener. Bueno, las sentadillas al principio no se disfrutan, seamos sinceras. Cambié mi pensamiento y mi intención, y encontré un camino más fácil de seguir para iniciar un nuevo hábito.
Hábitos que generan más estrés que calma
Vamos subidos en una vida de alta velocidad la mayoría de los días, intentando cambiar nuestros hábitos para conseguir más bienestar físico y emocional, pero cometemos el error de mirar antes a los demás que a nosotros mismos. Fijarte en personas que ya han logrado ese hábito que tú quieres iniciar, puede inspirar y motivar, pero el error es imitar el hábito sin reflexionar.
La mayoría de las personas abandonan los hábitos saludables porque empiezan desde la exigencia. Nos ponemos metas enormes: entrenar una hora al día, eliminar toda el azúcar, meditar cada día. Queremos pasar de 0 a 100, pero la vida tiene su ritmo. Cuando fallamos, sentimos que fracasamos, nos decimos que jamás lo conseguiremos y esto nos hace abandonar el hábito antes de que se consolide.
Cuando queremos cambiar nuestros hábitos desde la presión, la exigencia o el perfeccionismo, el efecto que tienen en nosotros es justo el contrario, generando más estrés que calma. Es decir que el título de saludable lo perdemos por el camino.
Para empezar con buen pie, el primer paso sería saber qué hábito quieres cambiar tú y responder con honestidad. Fijarte en otras personas motiva, pero con tanta información perdemos el foco del para qué lo hacemos.
Cómo empezar nuevos hábitos desde ti
La clave está en hacerlo lo más sencillo y realista posible, siendo amables y compasivos con nosotros mismos, como lo seríamos con un niño al que enseñamos a caminar. Si no he corrido nunca, no puedo pretender correr 5 km el primer día. Parece obvio, pero no lo aplicamos: si en cinco días no corro rápido, me frustro y abandono.
Los hábitos exitosos son los que encajan en tu vida, se adaptan a ti y no requieren que seas otra persona para mantenerlos.
¿LO PODRÉ MANTENER EN MI DÍA A DÍA?
Estas pistas pueden ayudarte a saber si ese hábito que deseas cambiar podrás hacerlo realidad, y mantenerlo sin esfuerzo:
- Se adapta a ti, no al revés.
- Te hace sentir mejor, no peor.
- Te reta, pero también te ilusiona.
Vamos a profundizar en personalizarlo un poco más.
Mini test: ¿Eres tú mi hábito ideal?
Antes de implementar un hábito, haz este ejercicio de reflexión y agradecimiento contigo misma.
- Felicítate: querer mejorar tu calidad de vida es algo maravilloso.
- Respóndete mejor por escrito:
- ¿Para qué inicio este nuevo hábito?
- ¿Encaja con mis valores?
- ¿Me ilusiona este cambio?
- ¿Puedo incluirlo en mi agenda? Si la respuesta es no, ¿qué puedo eliminar de mi agenda para incluirlo?
- ¿Me aporta bienestar real?
- ¿Lo disfruto?
Quizá pienses que no hace falta tanta pregunta para empezar un nuevo hábito, pero si realmente quieres que dure, debe adaptarse a ti. Para que cuando tengas un día complicado o no, simplemente cuando pasen unas semanas y baje la motivación inicial, al no ser un hábito adaptado a ti, pesará más el sacrificio de llevarlo a cabo que el beneficio de disfrutarlo. Y abandonarlo será casi inevitable.
Los hábitos funcionan mucho mejor cuando nacen desde ti, de tu reflexión y tu verdadera intención.
Si aún así no sabes por dónde empezar, te propongo unos ejemplos, pero recuerda que antes deben superar el test.
Tres hábitos para empezar (si pasan el test)
- Dedicarte 5 minutos para ti en silencio.
Sin pantallas ni interrupciones. Haz unas respiraciones, toma un café o té, o estírate a descansar. - Moverte por amor hacia ti, no por castigo
Olvida la idea de entrenar para quemar calorías. Elige un movimiento que disfrutes, durante 10 minutos. Recuerda que si has empezado hoy, ayer hacías 0 minutos, así que 10 es mucho. - Incluir una fruta o verdura extra al día
Añadir fruta al desayuno o merienda, incluir verdura en cada cena…
Los hábitos saludables no se construyen desde la exigencia o la perfección, sino desde el autoconocimiento y la acción. No se trata de exigirte más, sino de conocerte y escucharte mejor. Cuando dejas de perseguir ideales imposibles y empiezas a elegirte de verdad, descubres que cuidarte puede ser fácil, amable y placentero. ¿Te animas a probar un nuevo hábito con esta perspectiva?
Laura Jaime Conejo es maestra de educación infantil y de pedagogía terapéutica, especialista en inteligencias múltiples, alumna de Especialista en coaching en Crearte y creadora de Elígete con Lau. Acompaña a mujeres a cuidarse sin culpa y a escucharse de verdad, dejando de ponerse las últimas en su lista de prioridades, con herramientas prácticas para elegir una vida donde se incluyan.
Elígete con Lau, es el proyecto transformador de Laura, un espacio en el que acompaña a mujeres a cuidarse sin culpa y a elegirse cada día.
Maravilloso artículo que invita a reflexionar sobre lo mal que nos tratamos a diario. Me has hecho pensar. Gracias de corazón!
Muchas gracias a ti Alba por leerlo 🙂