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Junio aparece cargado de promesas como cuando abres la primera página de un libro, inicias una relación, comienzas una aventura…

Sin embargo, las aventuras casi siempre traen sorpresas inesperadas. Algunas nos gustan más y otras no nos agradan en absoluto. En cualquier caso, la vida se nos ha regalado para tomarla entera. Y es por esto, que hoy te traigo una nueva actitud Mindfulness: la Aceptación.

¿Qué es la Aceptación?

Aceptar es reconocer activamente que las cosas son como son, sin una reacción emocional que tiña el proceso con los conocidos «me gusta» o «no me gusta». La aceptación nos invita a no evitar ni rechazar las experiencias de la vida. Sino a permanecer con lo que va apareciendo tal y como es. Reconocer que lo que es, es. Tan obvio como esto.

Si lo piensas, pelear con lo que no puedes cambiar es iniciar una batalla perdida de antemano. Sin embargo, cuando aceptas lo que no depende de ti, ocurre que, de manera natural, sueltas la tensión aparejada a esa resistencia y te permites un nuevo comienzo. Un espacio sobre el que comenzar a cambiar las cosas de forma proactiva, si es que se hace necesario y es posible cambiar algo.

Dejar de resistirse a lo que es, es dejar de sufrir. Cuando inicias un viaje, tan importante es saber a donde ir como conocer y aceptar el punto de partida, sin una reactividad emocional que te robe energía y cause sufrimiento.

Gran parte del sufrimiento humano reside en no aceptar lo que es. Vivimos en guerra con nosotros mismos. Cuando dirigimos nuestra energía a luchar, no podemos enfocarnos en lo que queremos. Ya Jung dijo «lo que resistes, persiste». Dejar de luchar libera nuestra energía para poner atención en lo que deseamos. Cuando dejas de pelear con lo que sientes o piensas y aceptas que las cosas son así, por ahora, te abres a un espacio de posibilidades del que surgirá algo nuevo con lo que crear.

Aceptación versus Resignación

Aceptar no significa que tengas que estar de acuerdo con todo ni que no intentes cambiar lo que desees. A diferencia de la resignación, la aceptación es un proceso activo.

Aunque ambos conceptos se parecen, pues implican un cambio de perspectiva ante una determinada situación, la diferencia está en la forma en que llevamos a cabo ese cambio.

Aceptar implica voluntad y, por tanto, se trata de un proceso consciente. Resignarse, por el contrario, no resulta de un proceso voluntario y consciente, sino de un automatismo inconsciente.

Mientras que quien acepta ejerce un rol activo en el proceso y en su vida, quien se resigna asume un rol pasivo. La resignación nos lleva a sentirnos víctimas y a atribuir nuestras «reacciones emocionales» y «conductas» a factores externos.

Mientras que la resignación aumenta el sufrimiento ante la vida, la aceptación aligera y alivia dicho sufrimiento. Esto no quiere decir que no vayamos a experimentar dolor al aceptar algo que es difícil. Por supuesto que habrá dolor. Sin embargo, descubrirás que, incluso en medio del dolor, es posible soltar la angustia y el sufrimiento añadidos.

La práctica de la Aceptación

La realidad es muy terca y cuando te peleas con ella, acaba ganándote la partida. Mantener una actitud de resistencia a la realidad de las cosas, es una de las mayores causas de sufrimiento emocional, desgaste y pérdida de energía.

Por ello vamos a por un mes de junio en el que practicar la aceptación. ¿Te apuntas?

Para practicar esta actitud en tu día a día, durante este mes:

  • Lleva tu atención a cómo reaccionas emocionalmente frente a situaciones y comportamientos que te desagradan.
  • Observa en qué medida esa reactividad emocional te está robando energía y causando un sufrimiento innecesario.
  • Date cuenta de los pensamientos y de las sensaciones físicas que lleva aparejado ese desgaste.
  • Y comienza a hacer las paces con lo que es. ¿Qué puedes perder? ¿qué lo que es siga siendo? Iba a ser así de todos modos. Respira y siente como las tensiones comienzan a desaparecer del cuerpo y de la mente.

Y con el deseo de que te sirva de inspiración, te comparto la famosa oración de la serenidad que dice «Universo, concédeme la serenidad para aceptar las cosas que no puedo cambiar, el valor para cambiar las cosas que puedo cambiar y la sabiduría para conocer la diferencia».

Seguimos compartiendo reflexiones y propuestas de trabajo, para hacernos la vida más fácil.

El próximo mes te hablaré de una nueva actitud: Dejar Ir.

Gracias y espero tu compartir.

 

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