La calidad de la comunicación que se integra en un proceso de coaching influye positivamente en la evolución de las sesiones. La claridad en la interacción reduce aquellos ruidos o bloqueos que pueden producirse entre emisor y receptor. El coaching es un sector muy apasionante desde el punto de vista humano, pero también es muy exigente. Ten en cuenta que, para trabajar en este campo, es recomendable estar inmerso en un continuo aprendizaje. Es decir, un coach se forma constantemente para, entre otros objetivos, mejorar sus habilidades de comunicación. Pues bien, en Crearte Coaching te proponemos cinco consejos.
1. Escucha de verdad (sin anticipar la siguiente pregunta)
Estar plenamente centrado en el instante, conectado con la esencia de lo que sucede, es poner atención en el ahora. Sin embargo, cuando un coach anticipa en su interior cuál es la siguiente pregunta que va a realizar, se acerca más al futuro a corto plazo. La escucha es un aprendizaje que puede entrenarse y perfeccionarse durante las sesiones. Porque no solo puedes poner atención en las frases que pronuncia el cliente. También puedes fijarte en otro aspecto importante: los cambios que se producen en su tono de voz.
2. Observa con atención
Previamente hemos comentado que, para mejorar las habilidades de comunicación durante un proceso de coaching, es esencial aprender a escuchar. ¿Y qué relación existe entre la escucha y la observación? Este último concepto se alinea con el plano del lenguaje no verbal. Es decir, esta atención también permite captar detalles y matices que se desvelan por medio de la comunicación corporal.
Por ejemplo, una mirada tiene una gran capacidad de expresión emocional. Por ello, un coach puede buscar el contacto visual, especialmente, en momentos clave. La observación y la escucha, en consecuencia, están muy relacionadas. Sencillamente, porque los gestos o la posición corporal pueden estar en sintonía con las fuerza de las palabras o, por el contrario, reflejar algunas dudas o contradicciones.
3. Formulación de preguntas poderosas y significativas
La calidad de la comunicación mejora todavía más en aquellos instantes en los que se crea un mayor nivel de introspección durante la sesión. Y las preguntas poderosas tienen mucha fuerza por su sentido, personalización y significado. Una pregunta de este tipo enmarca una idea importante. Pues bien, no es necesario dar un amplio rodeo para argumentar el contenido esencial de una pregunta abierta que se dirige directamente al interlocutor.
4. Abraza el silencio en momentos clave
La comunicación durante un proceso de coaching refleja la fuerza del mensaje hablado y, también, las verdades que se desvelan por medio del lenguaje corporal. La propia presencia es una expresión de comunicación a nivel humano. Pues bien, existe otro factor que se integra durante las sesiones que crea un clima propicio para la conversación, la reflexión y la introspección: el silencio. A veces, este puede causar una sensación de cierta incomodidad o impaciencia.
Sin embargo, conviene no romper su magia cuando el interlocutor está reflexionando sobre un tema que le implica directamente. El silencio no es sinónimo de perder el tiempo durante una sesión de coaching. De hecho, impulsa la transformación personal a través de hallazgos relevantes.
5. No te estanques en aquellas fortalezas que te hacen sentir seguro en la comunicación
Si actualmente trabajas como coach o te estás formando para desarrollar esta profesión en el futuro, es muy positivo que sepas cuáles son algunas de las fortalezas que posees a nivel comunicativo. De hecho, esas fortalezas, al igual que otras cualidades, se convierten en un punto de apoyo para quien afronta sus primeras sesiones con cierta incertidumbre e inseguridad. Pues bien, conecta con tu potencial, con tus capacidades y con tu talento. Pero no te estanques en aquellas acciones que te hacen sentir más seguro cuando sales de tu zona de confort.
Sin duda, la identificación de las fortalezas que muestras en la comunicación durante un proceso de coaching, también puede complementarse con el valor de la humildad. Una humildad que facilita el camino de la introspección y el descubrimiento de otras áreas de mejora en relación con el diálogo, la escucha, la observación, el lenguaje corporal…
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