El mes de septiembre es muy importante en los equipos de trabajo. Tras el descanso estival, llega el momento de emprender nuevos procesos. En la actualidad, la gestión del talento pone el foco en la importancia de la colaboración, los objetivos compartidos y el clima laboral. Es decir, cuando el trabajo en equipo evoluciona de forma positiva en una organización, los resultados también mejoran.
Sin embargo, a pesar de los beneficios que aporta un enfoque que resulta esencial para humanizar verdaderamente el entorno de trabajo, las dificultades son inevitables. En Crearte Coaching hacemos una revisión de algunos de los obstáculos que se producen con más frecuencia.
1. Profesionales que permanecen en un segundo plano
Algunas personas tienden a adoptar una posición secundaria cuando sienten que no se tiene en cuenta su punto de vista. De este modo, se rompe la armonía en el grupo cuando la iniciativa de una persona o de varias parece eclipsar la voz de otros profesionales que no comparten sus ideas en las reuniones creativas. Esa circunstancia también puede elevar el nivel de rotación. Es muy posible que quienes creen que el entorno no les ofrece los recursos necesarios para crecer y desarrollarse, no quieran estancarse en la situación. Es decir, se llevan su experiencia y su conocimiento a otro lugar.
2. Valores de trabajo en equipo que no se concretan en acciones prácticas
Aunque la palabra es un recurso fundamental en el marco del trabajo en equipo, conviene recordar que esta propuesta no es una moda. En la actualidad, la inteligencia emocional, la asertividad, el bienestar de los empleados y el liderazgo consciente muestran un cambio de mentalidad en el ámbito de los negocios.
Es decir, muchas entidades se implican cada día para crear las mejores condiciones para trabajar en equipo. A pesar de ello, también surgen numerosas contradicciones entre el plano del lenguaje y las acciones. Por ejemplo, aunque el valor de la unión que es inherente al nosotros se enfatice en el discurso, tal vez esa premisa no se refleje en la perspectiva práctica del equipo.
3. Visión negativa de los conflictos
Algunas personas evitan los conflictos en el trabajo. Hacen todo lo posible para no exponerse ante una situación incómoda. Las dificultades surgen en cualquier contexto profesional y, en consecuencia, también están presentes en el trabajo en equipo. Sin embargo, cuando son interpretadas desde un punto de vista que está condicionado por el filtro de creencias limitantes, parecen negativos en sí mismos. Pues bien, ese factor también puede propiciar el crecimiento, el aprendizaje y la evolución.
4. Carencias significativas en el liderazgo
Cuando el liderazgo muestra carencias significativas en el trabajo en equipo, hay una falta de dirección. Se producen momentos de caos y contradicciones. El líder, una figura de referencia en un equipo sólido, estable y cohesionado, puede llegar a estar ausente en momentos clave. Y, entonces, surge una dificultad evidente.
5. Gestión de la incertidumbre
La incertidumbre es una variable que está presente incluso en aquellas organizaciones que se posicionan en sectores que atraviesan un momento positivo. Los equipos están inmersos en numerosos procesos. Y la planificación no es infalible en la práctica. También es posible comprobar que algunas previsiones no se cumplen en el plazo indicado. Además, la incertidumbre no impacta del mismo modo en todos los miembros del grupo.
6. Objetivos inalcanzables
Alcanzar un objetivo realista, y completar el camino que conduce a la meta, es un proceso que puede ser apasionante. Pero la perspectiva cambia cuando el equipo se siente desbordado por plazos de tiempo que no ofrecen el margen deseado para profundizar en un proyecto. Del mismo modo, también pueden surgir contradicciones o falta de sintonía entre dos metas distintas que, a pesar de integrarse en el mismo contexto, no se complementan.
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