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La vuelta a la oficina viene marcada por el síndrome postvacacional. Incluso, en el caso de los profesionales más vocacionales, es habitual que el trabajador experimente sensaciones que son resultado lógico de un cambio de ritmo en el estilo de vida.

El tiempo de verano marcado por largas jornadas de tiempo libre queda atrás, dando la bienvenida a una vida de mayor rutina y trabajo. Y aunque el concepto de síndrome postvacacional es uno de los más escuchados durante estas semanas, este no es inevitable.

De hecho, más allá de la terminología, la realidad es que el contexto temporal es una circunstancia que influye en nuestro mapa del mundo y en cómo nos posicionamos ante la realidad. Por ejemplo, el lunes por la mañana es una especie de calentamiento hacia una nueva semana de trabajo que termina con un viernes lleno de ilusiones por la perspectiva del fin de semana que, durante el año, es una auténtica fiesta al dejarnos esa agradable sensación de vacaciones pero en pequeñas dosis. Para los adultos, el mes de septiembre también representa la metáfora de nuestra vuelta al cole particular. Y en Crearte, tu escuela de coaching queremos acompañarte en este nuevo comienzo con estos consejos:

1. Algunas personas confunden el síndrome postvacacional con la frustración de volver a una rutina que no cumple las expectativas. Algunos trabajadores inician sus vacaciones como una vía de escape. Sin embargo, las vacaciones no son una solución a este tipo de frustraciones. Más bien, el descanso de estos días debe darte fuerza para tomar decisiones, hacer cambios y crear nuevas circunstancias.

2. Vivimos en un entorno de dificultad económica. Y esto hace que muchos sueños mueran. Sin embargo, seguro que en tu entorno próximo conoces casos de personas que con su ejemplo te inspiran la filosofía positiva de saber que algo es posible si lo intentas. Digo posible, no automáticamente realizable. Como indica la PNL puedes modelar los comportamientos que admiras en otras personas. Sin embargo, así como ocurre en nuestra fecha de cumpleaños o con la llegada de Navidad, momento en el que tendemos a hacer balance del punto en el que estamos, creo que esta es una buena fecha para la sinceridad. Si este nuevo curso no lo vives como un año más sino como un curso que merece la pena ser vivido realmente, seguro que tomas impulso.

3. Septiembre es uno de los mejores meses del año por muchos motivos. En primer lugar, es ese mes en el que las ciudades se ponen nuevamente en funcionamiento después de un verano en el que muchos proyectos han estado en pausa. Es el mes en el que puedes reactivar tu búsqueda de empleo, consultar la oferta formativa de centros de idiomas, iniciar un proceso de coaching, disfrutar de una amplia lista de actividades culturales. Y todo ello en un entorno que todavía se define por el agradable sabor del verano ante días que aún siguen siendo largos y buenas temperaturas. El mes de septiembre también es ese mes de reencuentros personales en la oficina.

4. Lo que te sugiero es que, de verdad, con el corazón, te conectes a todo lo bueno que te aporta esta vuelta al trabajo. En verano, los días son más largos. Sin embargo, seguro que vives la paradoja de que el tiempo te cunde menos en muchos sentidos. Septiembre es el mes de los comienzos. Y la ilusión de los principios es muy romántica no solo en el amor, también en los ciclos profesionales.

5. Rompe con los estereotipos: ni las vacaciones son un paraíso de felicidad permanente, ni la rutina del trabajo es un drama. Ojalá que durante esta vuelta a la normalidad no compartas en exceso detalles superficiales de tus vacaciones, sino aspectos de verdad que no tienen tanto que ver con qué lugares has visitado sino con el viaje interior que tú has hecho en julio o agosto.

6. Regálate pequeños caprichos, simplemente, porque los mereces. Por ejemplo, regálate un menú del día en un restaurante que prepara comida casera para despedir la semana. Septiembre llega con metas, compromisos, obligaciones y esfuerzo. Por eso, que no se te olviden los premios. Uno de los motivos por los que muchas personas sueñan con las vacaciones es por el placer de viajar. Sin embargo, en mi perspectiva, los viajes de otoño vienen acompañados de otras sensaciones: cine, literatura, excursiones… Tu alma vuela ante estímulos de belleza que dan alas a tu imaginación.

Como ejercicio práctico te sugiero escribir una carta en la que des la bienvenida al mes de septiembre. Comparto las primeras líneas de mi carta:

Querido mes de septiembre. Gracias por llegar, un año más, a mi vida. Te estaba esperando. Con esas sensaciones tan conocidas y a la vez, tan diferentes, que dibujan en mí la melodía de una banda sonora de ilusiones renovadas. Quiero hacer eterno el instante, vivir con el corazón de aquella niña que un día presenció su primer día de clase”.

 

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