La pregunta es la principal herramienta que tenemos los seres humanos, y los coaches en particular, para indagar y reflexionar en torno a los desafíos que se nos presentan en la vida.
En coaching solemos hablar de preguntas poderosas para referirnos a esas preguntas que nos ayudan a descubrir lo que realmente deseamos, a darnos cuenta de las limitaciones o enredos que construimos en nuestra mente, a reflexionar sobre nuestros recursos, o a descubrir cómo encaminarnos a lograr nuestros desafíos.
Sin embargo, en el día a día solemos hacer preguntas por motivos muy diferentes. Motivos que en mi experiencia podemos clasificar en:
- Preguntas por hablar de algo o curiosear. Del tipo ¿qué tal el fin de semana?
- Preguntas para evaluar o enjuiciar al otro. Como cuando preguntamos a nuestros hijos ¿llevas toda la tarde con los videojuegos?, o a nuestra pareja ¿no has tenido tiempo de recoger esto en toda la tarde?
- Y preguntas para que te respondan lo que quieres escuchar. Como cuando preguntas a un colaborador ¿acabas este informe antes de irte?
Este tipo de preguntas aportan poco a la relación, cuando no restan, y no contribuyen a que ninguna de las partes implicadas de lo mejor de sí misma.
Características de las preguntas poderosas.
Las más importantes son:
- Preguntas preferiblemente abiertas. Esto es, que permitan cualquier tipo de repuesta. Para ello deben comenzar por palabras como qué, para qué, cómo, cuándo, dónde, de qué modo, con quién o quiénes, etc. No es lo mismo preguntar ¿quieres continuar con este proyecto? que solo permite la respuesta si o no, que preguntar ¿qué deseas hacer con respecto a este proyecto? que abre un mundo de alternativas infinitas con respecto al proyecto.
- Preguntas orientadas a generar reflexión o descubrimiento. preguntas que ayuden al otro a adoptar nuevas perspectivas de situaciones que hasta la fecha observaba desde un único punto de vista. Nuestras preguntas son como una linterna, que al dirigir su luz hacia diferentes lugares, ayuda al otro a llevar su atención hacia aspectos antes no vistos, iluminando donde hasta el momento había oscuridad. Le ayudamos a ampliar su visión de la realidad, y por tanto, el abanico de posibilidades, recursos y oportunidades que se abren ante él. Preguntar ¿en qué situaciones si te sientes capaz? lleva al otro a conectar con sus recursos en lugar de con sus limitaciones.
- Preguntas orientadas al futuro, a la solución, al logro del desafío del cliente. Es muy importante cuidar de que nuestras preguntas contengan presuposiciones positivas que trasmitan al otro la confianza que tenemos en él como persona completa que ya cuenta con los recursos que necesita para lograr sus metas. Aún cuando aún no sea consciente de ellos. Por tanto, no es lo mismo preguntar ¿porqué crees que te ocurre o te ha ocurrido esto? que conecta al otro con un pasado o presente limitadores, que preguntarle ¿qué deseas que ocurra? Que le conecta con un fututo generativo, con sus desafíos, con sus sueños, y le invita a diseñar lo que quiere crear para sí mismo. Igual que no es lo mismo preguntar ¿que pasaría si lo lograses?, que en su propia formulación contiene la posibilidad de que no se logre, que preguntar ¿qué será diferente cuando lo hayas conseguido? Que parte de la idea que el otro es capaz de lograr lo que se propone.
- Preguntas desafiantes o confrontadoras. Esto es, que inviten al cliente a ir más allá de lo que hasta la fecha se ha permitido a si mismo, a explorar la intención positiva de su situación actual, lo que logra haciendo lo hace, pensando como piensa o sintiendo como siente. Que le permitan tomar conciencia de las consecuencias que esto tiene para él o ella, o de qué quiere hacer al respecto. Preguntas del tipo ¿qué beneficio te aporta esto? ¿cuál es la intención positiva? ¿a qué te acerca? ¿de qué te aleja? ¿qué vas a hacer diferente a partir de ahora?, etc.
- Y preguntas generadoras de compromiso o acción. Es distinto preguntar ¿que te gustaría hacer al respecto? que deja al otro en el mundo de los sueños, que preguntarle ¿qué vas a hacer al respecto? Que le invita a ponerse al frente de su desafío comprometiéndose consigo mismo.
Cuando trabajamos con otras personas, ya sea desde el coaching o desde cualquier otra disciplina enmarcada en la relación de ayuda, es vital que desarrollamos de forma consciente y responsable nuestra habilidad para hacer preguntas poderosas que cumplan, entre otros, los requisitos que acabamos de ver. Desde el coaching ayudamos a nuestros clientes a encontrar sus propias respuestas, enseñándoles a hacerse preguntas a través de nuestro ejemplo.
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