Para hacer un proceso de coaching con éxito es muy importante que el coachee se comprometa con dicho proceso desde el punto de vista de la implicación: todo proceso de cambio es personal e intransferible, nadie puede realizar ese camino por ti. Conviene evitar el autoboicot en la consecución de tus objetivos a través del poder del amor hacia ti mismo (autoestima).
Existen distintos tipos de motivación: la motivación intrínseca es la más importante en un proceso de coaching y remite al motor interno, es decir, a la fuerza de voluntad personal como principio de transformación. La motivación extrínseca es aquella en la que la persona necesita de un refuerzo externo.
¿Cómo mejorar tu nivel de automotivación en un proceso de coaching?
Es esencial tener un nivel de expectativas ajustadas a la realidad. Existen personas que asisten a su primera sesión de coaching con la idea de que van a encontrar una solución inmediata a sus problemas. El coaching no es una receta mágica de la felicidad sino un instrumento de ayuda que, a modo de medio, permite alcanzar un fin en sí mismo.
Es un signo de inteligencia emocional tener en cuenta las sugerencias de otras personas cercanas porque los consejos de los seres queridos también son valiosos. Sin embargo, cuando se trata de hacer un proceso de coaching, de nada sirve que, por ejemplo, tu pareja te haya sugerido dar el paso si tú no estás convencido de que quieres hacerlo. Cada persona tiene su momento y esta decisión es propia.
La confianza entre el coach y el coachee no solo está determinada por la formación académica y por la experiencia laboral del profesional que guía el proceso. Puede ocurrir que un cliente no se sienta cómodo a nivel emocional al hablar sobre sus asuntos personales con ese profesional. En ese caso, conviene valorar la opción de consultar el caso con otro coach. La desconfianza bloquea la comunicación y la sinceridad que es esencial durante el proceso.
Comparte tu decisión de hacer un proceso de coaching con una persona de tu máxima confianza, por ejemplo, con tu mejor amigo también puede ser un buen tipo de autoayuda para reforzar tu nivel de compromiso asumido de una forma libre.
Para un perfecto aprovechamiento del tiempo en cada sesión es recomendable llegar a las mismas, cinco minutos antes de la hora prevista. Concreta las sesiones en días en los que tengas la agenda más libre ya que la prisa produce impaciencia, lo que produce una predisposición inadecuada en un proceso de coaching desde el punto de vista de la actitud.
Utiliza distintos canales para comunicarte con tu coach. Por ejemplo, también puedes utilizar el correo electrónico para escribirle un mensaje con tus reflexiones de la última sesión.
Del mismo modo, también puedes hacer anotaciones sobre posibles dudas o preguntas que quieras consultar con tu coach. De este modo, evitas olvidarlas al inicio de tu próximo encuentro. Puedes estrenar un cuaderno o una libreta al inicio del proceso.
Antes o después de una sesión de coaching, disfruta de un paseo tranquilo durante media hora. Caminar es una rutina fantástica para poner en forma cuerpo y mente, disfrutar de unos minutos de silencio y de introspección.
Celebra cada pequeño logro personal durante el proceso de coaching realizando un plan que te guste. El premio es una herramienta pedagógica desde el punto de vista de la automotivación.
En aquellos momentos de desánimo y de dudas, en los que incluso puede que tengas la tentación de tirar la toalla, habla con total naturalidad y confianza con tu coach sobre cómo te sientes. Además, visualiza cuál es tu meta. Puedes realizar el ejercicio de despedir cada día con unos minutos de silencio mientras te imaginas a ti mismo logrando esa meta que de verdad deseas: ¿Cómo te sientes en ese momento?
El tiempo es limitado, los días tienen veinticuatro horas. Por esta razón, dado que hacer un proceso de coaching requiere de compromiso y de tiempo, también es fundamental establecer un orden de prioridades que sea coherente con tus expectativas presentes: ¿Qué es prioritario para ti y qué es secundario en este momento de tu vida?
En todo proceso temporal existen momentos de implicación total e instantes de mayor apatía. Conviene tener una visión humana de la fuerza de voluntad, una capacidad maravillosa pero que también está condicionada por factores tan humanos como el cansancio psicológico y físico, el miedo al fracaso, la situación personal y las circunstancias externas. Por tanto, para perseverar en un proceso de coaching también tienes que estar preparado para resistir a la incomodidad que produce la duda.
Puedes practicar como filosofía de vida la ironía socrática del gran filósofo griego: «Solo sé que no sé nada» muestra una actitud de vida marcada por la sabiduría propia de quien, es consciente de sus fortalezas (conocimiento) pero también, de su debilidades (desconocimiento).
Foto – Juhan Sonin en Flickr