El valor de la coherencia potencia la sensación de armonía en la vida diaria. Es decir, refuerza la conexión con la realidad presente. Sin duda, es un ingrediente muy importante en las diferentes esferas de la felicidad. Sin embargo, en la existencia práctica se materializa a través de un aprendizaje continuo y altas dosis de humildad. Porque la lista de contradicciones posibles es amplia, aunque el impacto inmediato no sea el mismo en todos los casos. La coherencia refleja la relación entre las promesas y las acciones. También, entre los propósitos personales y los objetivos elegidos.
Del mismo modo, muestra la vinculación entre las metas diarias y los retos semanales. El valor de la coherencia influye en tu calidad de vida por dos motivos principales. Es un principio que mejora las relaciones con los demás, puesto que está muy relacionado con la confianza, la sinceridad, la autenticidad y la credibilidad. Pero, principalmente, la coherencia se traslada al mundo interior por medio de la tranquilidad y la calma. ¿Cómo integrar el valor de la coherencia en tu vida diaria? En el blog de Crearte Coaching compartimos cinco reflexiones sobre el tema.
1. Sé flexible porque puedes cambiar de opinión
La coherencia no implica adoptar una posición rígida en torno a un tema que se percibe desde un punto de vista determinado. Las experiencias y el aprendizaje también pueden hacerte cambiar de opinión en algunos aspectos. La flexibilidad es positiva para avanzar con libertad interior. La rigidez excesiva, por el contrario, puede propiciar el estancamiento en una posición determinada.
2. Comprométete con las metas sencillas
La coherencia incrementa las posibilidades de lograr objetivos de futuro que son realmente importantes. También se ejercita por medio de la relación con metas sencillas que guían tus pasos hacia esa dirección en la que visualizas tu desarrollo personal a largo plazo.
3. Actúa de forma responsable ante las consecuencias
La coherencia no solo puede propiciar decisiones conscientes, sino que también alimenta la responsabilidad ante las consecuencias de las acciones llevadas a cabo. Especialmente, cuando las consecuencias afectan de algún modo a personas cercanas que, tal vez desde su posición y presencia en tu vida, te hacen algún comentario sobre cómo se han sentido al respecto. En ese caso, intenta que la escucha del mensaje del interlocutor no esté condicionada por el juicio negativo.
4. Practica la humildad sincera y la autenticidad
El valor de la coherencia no se concreta en la búsqueda de perfección: las equivocaciones y las dificultades son inevitables. Sin embargo, la forma en la que te diriges a ti mismo en aquellas situaciones en las que consideras que has caído en una o varias contradicciones, es más amable cuando el diálogo interno parte desde la voz de la humildad. De hecho, es posible que identifiques el valor de la humildad como una cualidad destacada en el ejemplo de personas cercanas a las que admiras por su alto nivel de coherencia en la vida cotidiana.
5. Proceso de coaching para practicar el valor de la coherencia
Una persona que comienza y finaliza un proceso de coaching pone el foco en un objetivo que quiere conseguir. La perspectiva de la meta es relevante desde la primera sesión. Sin embargo, el desarrollo personal experimentado durante el plan de acción se concreta a lo largo del proceso. Es habitual que la persona descubra diferentes contradicciones que están obstaculizando su evolución hacia la meta.
Durante las próximas vacaciones de Semana Santa, o en otros periodos del año, puedes cultivar un tiempo de introspección para reflexionar sobre qué valores son importantes en tu vida personal o profesional. Es probable que la coherencia sea uno de esos ingredientes que consideras positivo en ti y en quienes te rodean. Habitualmente, se percibe antes la aparente falta de coherencia en el otro que en uno mismo. En ese caso, es posible caer en el juicio, el reproche, las suposiciones o la valoración negativa del comportamiento ajeno. A veces, en este tipo de circunstancia, surge el desencanto o la decepción ante el modo de obrar o las palabras pronunciadas.
Pues bien, la coherencia no es sinónimo de perfección absoluta en uno mismo o en el otro: se alimenta a través de la aceptación de las fortalezas, la profundización en las áreas de mejora, la conexión con el presente, el compromiso y el desarrollo personal continuo.