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Me gustaría comenzar reflexionando sobre la diferenciación acerca de la experiencia que vivimos y desde dónde lo hacemos, y lo qué somos realmente.

Puedo decir que utilizo un cuerpo, en este caso humano, y dentro de dicho cuerpo, se encuentra todo un sistema de órganos, tejidos, células, etc.

Cada órgano realiza la función que le corresponde lo mejor que puede en ese momento. Si te has parado a observar, cuando nuestro cuerpo ingiere alimentos, los sistemas encargados de digerirlos, transportarlos, etc. funcionan con mayor o menor dificultad dependiendo de la calidad y cantidad de ellos.

Y esto, si se llevara a cabo durante un tiempo determinado con el hábito de una alimentación insalubre, implicaría que el cuerpo podría llegar a enfermar.

Hasta aquí todo clarinete, ¿cierto?

Bien, con la alimentación se ve muy bien, pero … ¿y qué pasa en nuestro cuerpo cuando nuestra mente lleva tiempo dándole de comer pensamientos indigestos?
Pues que se produce una reacción energética, llamémosle emocional, que al no ser atendida, respirada, y transformada de forma natural, impacta y perdura en nuestro sistema corporal generando enfermedades más o menos intensas tarde o temprano.

¿Sabías esto?

Ahora que somos conscientes de ello, la pregunta que me surge es: ¿Cómo hago para mantener mi cuerpo y mente saludables?

Ok. Lo primero es saber que la mente es la causa, y el cuerpo el efecto. Tener esto presente, ¡es imprescindible!.

Detengámonos a contemplar, cómo nuestra forma de pensar, el conjunto de nuestros pensamientos genera unas determinadas sensaciones en nuestro cuerpo emocional, que afectan directamente a nuestro cuerpo físico.
Por lo tanto, vayamos a la causa: los pensamientos y creencias.

Las creencias son el tejido de pensamientos unidos entre sí, que dan un significado de veracidad o certeza al hecho, al suceso en sí, a la realidad. Éstas, provienen de nuestra educación, familia, cultura, sociedad, etc. las hemos ido dando por ciertas y, por ello, vemos el mundo y nuestras experiencias a través de sus filtros. Y no vemos la realidad como ES sino como somos. De ahí, el sufrimiento que puedes estar sintiendo.

Esto nos lleva a la conclusión de que revisar nuestras creencias, pensamientos tóxicos (los que no nos trae amor/paz), ¡no estaría nada de más!

¿Queremos vivir una vida regida por pensamientos basados en el miedo, como ansiedad, ira, frustración, tristeza, etc. en los que tu ego es el dictador? ¿O prefieres elegir que sean el Amor que ya eres y la paz interior, los que guíen los pensamientos que usas en tu día a día?

Nos invito a elegir al Amor como mensajero. A decidir conscientemente conectar con él cada vez que nos demos cuenta de un pensamiento que nos perturbe, y hacernos responsables de cada pensamiento, emoción y comportamiento que tomemos en cada instante de nuestra vida.

No para flagelarnos, culparnos, sentirnos mal, ¡nada más lejos de esto!, sino para aprender a amarnos, y a amar al mundo tal como es.

Recuerda Caminante: Tú eliges cómo responder ante los acontecimientos.

Estos no tienen la capacidad real de determinarte.

Solo recordando Quién eres, podrás elegir vivir desde tu Ser.

Yo elijo el Amor… ¿y tú?

¡Ánimo en tu camino interior!

Julio Esteban Espinosa

 

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