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“Al creer apasionadamente en algo que aún no existe, creamos ese algo. Lo no existente es lo que no hemos deseado con suficiente fuerza”.
Nikos Kazantzakis.

Creo que esta cita tiene mucho que ver con el coaching educativo.

“Creer apasionadamente en algo que aún no existe…”

Educar es una dedicación apasionante. Que nos pone en contacto con las posibilidades de cambio y que nos permite asomarnos de cerca a todas las posibilidades de transformación y crecimiento de las personas.

Aunque es una tarea de confianza y a largo plazo. Porque tanto docentes, coach educativos y padres creemos en lo que todavía no existe en ese niño o adolescente al que acompañamos o con el que convivimos.

He oído muchas veces que necesitamos docentes que sirvan de facilitadores del aprendizaje y del crecimiento de los alumnos. Docentes que sean capaces de asomarse desde un profundo conocimiento de la persona y con el deseo de ayudar a sacar lo mejor que cada uno llevamos dentro. Capaces de mirarse y conectar consigo mismos en un camino de crecimiento personal que les lleva a poder acompañar mejor a los otros.

Que puedan gestionar las propias emociones en relación con el aula y los alumnos, el estrés de la profesión y las múltiples relaciones que se generan. Que sean capaces de reavivar las brasas de su vocación primera.

Eso es ser un docente-coach. Aplicar lo que el coaching te puede aportar para ejercer tu profesión de docente. Reconectar contigo mismo, conocer la importancia de dedicar tiempo a tu autocuidado y ponerlo en práctica, ejercitar herramientas que te ayuden a escuchar, dinamizar, acompañar y ejercitar tu profesión desde una nueva mirada, desde un sito nuevo que te ayude a mejorar tu grado de satisfacción personal y la de tus alumnos.

Pero esta moneda tiene dos caras. Y en la otra cara estás tú, el Coach educativo. Aquel que, desde el conocimiento de las necesidades propias del mundo educativo y del educador, acompañas como Coach a caminar en esa transformación, en ese camino de crecimiento a docentes, padres y alumnos.

A lo largo de estos años me he ido encontrando muchas veces con antiguos alumnos. Me gusta saber de ellos y conocer los caminos que han seguido en su vida. Y me alegra, sobre todo, ver cómo en muchas, muchas ocasiones, alumnos que en aquellos años pudieron pasar por diferentes dificultades, con el paso del tiempo encuentran su camino y salen adelante desde la confianza y la búsqueda.

Y a todos los que nos dedicamos a la educación, esto nos convierte, sin lo éramos ya, en convencidos creyentes de la posibilidad de crecimiento y evolución personal que todos tenemos.

Que juntos sigamos creciendo en esa pasión. Te comparto que, además, ahora tienes la oportunidad de crecer como docente-coach o coach en educación a través del curso “Coaching educativo para docentes y coaches”.

Puedes descubrirlo AQUÍ. Estaré encantado de poder compartir esta pasión contigo.

 

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