Como seres humanos, la comunicación forma parte de nuestra vida.

Esta comunicación nos ayuda a vivir, establecer normas, relacionarnos, entender y comprender, tomar decisiones, aprender, encontrar, alcanzar logros y avanzar. Es imprescindible. Somos seres sociables y vivimos en sociedad.

Y comunicamos de muchas maneras, no solo con la voz. También está la comunicación no verbal que llevamos a cabo con nuestro cuerpo y gestos. Todo es comunicación.

Sin embargo, nacemos sin saber hablar. Nos comunicamos con el cuerpo y con gestos, esperando que los demás entiendan y comprendan. Y en ese camino de crecer y aprender, nos enseñan las palabras y su significado. Y qué decir, que hacer y cómo comportarnos. Es la etapa en la que otros comunican y nosotros “absorbemos” esa comunicación en su totalidad, sin filtros.

Esas figuras de autoridad (por edad, por posición social o jerarquía) nos han transmitido su “forma de ver la vida”, algo que, probablemente, hicieron con ellos. Y desde ahí surgen las obligaciones, las palabras “tengo” y “debo”.

La palabra “obligación” deriva del latin “obligatio”, que significa “atadura o vínculo que impone un deber hacia otro”. La palabra “deber” deriva del latín “debere”, que significa “tener algo de otro”.
El significado de estas palabras, mental y emocionalmente, nos ata y comprime. Y hay obligaciones y deberes familiares, laborales y sociales. Y eso bloquea, porque no te deja ser.

Pero llega un momento en el quieres decir “no”. Y que quieres dar comunicar, hablar, dar tu opinión, decidir. ¿Cómo reacciona el entorno?. Se sorprende, te contesta, te argumenta, te intenta convencer de que vuelvas a antes. Incluso lo puede ver como rebeldía y tener consecuencias (como el castigo en los niños).

Nos están comunicando y estamos aprendiendo, que decir “no” está mal. Y al pensar en decirlo, nos sentimos mal. Ahí surgen dos emociones: el miedo a las consecuencias (la reacción de otros) y la culpabilidad de estar haciendo algo mal (a otros).

¿Qué ocurre si actúas conforme a lo anterior?
¿Cuáles son las consecuencias en situaciones que te perjudican?

Que te niegas a ti mismo. Dejamos de ser, de existir. Somos como un puzzle, piezas que otros han construido en nosotros. Veletas que se mueven al viento de los que deciden en qué dirección has de ir.

¿De qué te has dado cuenta hasta ahora?
¿Desde donde tomas las decisiones?

Necesitas cambiar. Un cambio de mentalidad, de emociones y de conducta. Lo bueno es que depende de ti. Llámalo crecimiento.

Necesitas “soltar” esa carga que no es tuya y desarrollar la habilidad de comunicar. Tienes la responsabilidad (responder con habilidad) de cuidarte, sentirte libre, desarrollarte y seguir el camino que tu quieras y conforme tu quieras.

Y para eso has de comunicar. Tus ideas, gustos, opiniones, pareceres, decisiones, enfoques. Tus límites, tus valores, tus principios y prioridades. Lo que sí y lo que no. Comunicar es imprescindible para ser libre y para que los demás te conozcan.

¿Cómo llevar a cabo esa comunicación?

Aquí se abren dos opciones:

a) La que surge tras aguantar, callarse, no atreverse y negarte. Esta comunicación aparece tras el cansancio mental y emocional, tras llegar a nuestro límite. Y se exterioriza con voz alta, gestos airados, cuerpo rígido y expresiones del tipo “estoy cansado, siempre es lo mismo, me tienes harto, quien te crees que eres, hasta aquí he llegado”. Tu cuerpo está tenso y rígido.

Te estás desfogando, usando el cerebro reptiliano (impulsivo, de supervivencia) tras mucho tiempo de pasividad (aguante). También se da en situaciones que nos generan un impacto inmediato, como un atraco o un accidente.

b) La que surge desde el amor propio, la amabilidad, el respeto, la tranquilidad y paz. Actuar desde los valores y principios. Y hacerlo desde un enfoque constructivo y de mejora. Tu voz y tu cuerpo están relajados.

Esta segunda opción es la comunicación asertiva. La habilidad de exteriorizar, mediante el lenguaje, tus pensamientos, sentimientos y necesidades de manera clara, honesta y respetuosa. Hacía ti y hacia el otro.

En esta comunicación te tienes en cuenta tú, pero también a la otra persona. Comunicas desde tus derechos, decisiones, valores y principios, a la vez que eres consciente de los de los demás. El enfoque es constructivo.

Para llegar aquí, lo primero es soltar eso que crees y sientes pero que no es tuyo. Es aprendido. Necesitas desaprender lo anterior para poder dejar hueco a lo nuevo, de tal manera que conectes contigo y desde ahí comuniques.

¿Son tuyas esas creencias que te obligan?
¿De quien has aprendido esas obligaciones y deberes?
¿Qué pasaría si “sueltas”?

Y aquí el coaching es tu aliado.

Porque el coaching te hace parar. El coaching te hace reflexionar. El coaching es silencio. El coaching te conecta contigo. Y desde ahí miras hacia dentro, hacía ti:

* Te conoces más, te encuentras, te sientes.
* El cerebro reptiliano, impulsivo, frena.
* Descubres que quieres, qué te apetece, a donde quieres ir
* Encuentras que quieres decir, cómo hacerlo
* Te piensas y te sientes bien, en calma, con convicción y un plan

El coaching tiene muchos beneficios para aprender a comunicar de manera asertiva. Empezando porque has de contestar a preguntas importantes:

¿Qué quiero?
¿Qué necesito?
¿Cómo me gustaría sentirme?
¿Qué quiero lograr?
¿Qué relación con esa persona me gustaría?
¿Qué beneficios tiene que suelte eso?
¿Qué beneficios tengo al decir que “no”?
¿Para qué quiero tomar decisiones en mi vida?

Las preguntas, profundas y bien formuladas, tienen dos características:

1. Hacen que pienses. En ti y en lo importante. Te ayudan a reflexionar.
2. Hacen que respondas. A ti y hacia lo que quieres y deseas.

En segundo lugar, porque el coaching conlleva un plan de acción:

¿Qué experiencia tengo que me ayude?
¿Qué recursos propios tengo?
¿En qué o quien me puedo apoyar?
¿Cómo voy a hacer eso?
¿Cuando voy a dar ese paso?
¿Qué me frena?
¿Qué necesito aprender?
¿Y que más?

Y aquí, empieza tu crecimiento. Y tu camino hacia la libertad. Deshacer el puzzle de otros y crearte tu. Porque el coaching mira hacia adelante, para construir, para mejorar, para tener objetivos con sentido.

Vayamos a la práctica. Piensa en una situación en la que necesites hacerlo. Comunicar algo y a alguien.

¿Qué quieres comunicar?
¿Qué es importante para ti?
¿Cuáles son tus valores?
¿Qué límites no pueden cruzarse?
¿Qué beneficios tiene hacerlo de manera respetuosa y amable?
¿Cómo te quieres sentir?

Mi intención es que entiendas, comprendas y sientas la importancia de las preguntas, de reflexionar, de responderte a ti y desde ti. La importancia de parar, del silencio, de estar contigo.

La comunicación es fundamental y continua. El coaching es un aliado para que aprendas a desarrollar la habilidad de comunicar de manera asertiva.

Enseñarte a que seas tú quien realices esas preguntas poderosas en la comunicación. Construir algo mejor.

Comunicación asertiva y coaching van de la mano. De tu mano. Para desarrollar la mejor versión de las personas y construir mejores relaciones.

 

Eduardo López-Parra Martínez, alumno del Curso Experto en Coaching de Crearte.

Curioso, lector, deportista y conversador. La vida es un camino de experiencias y todas son útiles.

“Solo puedes ser excelente cuando sabes quién eres, que tienes y a dónde puedes llegar”.

 

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