¿Cómo puedo motivar a mi hijo? ¿Cómo puedo hacer que estos alumnos estén más motivados?
Esta es la gran pregunta que, a menudo, me hacen educadores y padres, desesperados por encontrar la palanca que transforme la desmotivación que ven en su hijo o en sus alumnos. Y que yo me he hecho en muchas ocasiones desde ambos lados. Quizá tú también quieres lograr que tus alumnos en clase o tus hijos en casa encuentren la motivación para hacer aquello que consideras importante.
¿Cómo hacerlo?¿Por dónde empezar?
En primer lugar, ten en cuenta:
- Que la motivación es interna, y sale de uno mismo. La llave de la motivación intrínseca se encuentra en la profundidad del mundo interior de cada uno. Nosotros lo que podemos hacer es ayudar a crear las condiciones, cuidar el entorno y utilizar herramientas que sirvan de apoyo para allanar el camino, y que surja, con mayor facilidad, esa motivación en nuestros hijos o en nuestra clase.
- Que voluntad y motivación van cogidas de la mano, pues la voluntad es el motor que sostiene la motivación cuando decae el entusiasmo.
- Que los deseos ponen en marcha las potentes fuerzas internas que nos llevan a la acción.
Actualmente, los descubrimientos de la neurociencia y los avances logrados en la forma en que podemos actuar sobre nuestros deseos, impulsos y motivaciones, han aumentado en gran medida lo que sabemos sobre los mecanismos de la motivación. Tenemos que tener en cuenta lo que de todo ello podemos aprender. Hace ya tiempo, que algunos hombres y mujeres, fundadores de grandes tradiciones pedagógicas y humanistas, ya habían intuido la importancia de los deseos (o por lo menos deseos de deseos) como base de la motivación. Estar atentos a las “necesidades” que están debajo de nuestros deseos nos ayuda a poner en marcha los mecanismos que nos mueven (motivan) para la acción.
Satisfacer los deseos que están en la base de la motivación en nuestros hijos y en las aulas implicará fomentar y reforzar sus ganas de actuar, puesto que encontrarán que actividades como aprender, aunque cueste esfuerzo, les dan las amarras que aseguran aquellas necesidades que van buscando como barcos a la deriva.
¿Y cuál es la varita mágica, diréis?
Pues comenzar desde lo que ya tienen. En realidad, desde lo que todos tenemos. Es decir, buscar la satisfacción de tres grandes deseos:
- El deseo de seguridad, de sentirme seguro.
- El deseo de sentirme valorado, de querer y ser querido, reconocido por los demás, y sobre todo, por las personas significativas para mí.
- El deseo de sentirme capaz, de sentir que sirvo para algo, de que voy progresando, el deseo de sentido.
Por eso, en los programas que hemos diseñado en Crearte Educación, trabajamos herramientas y estrategias desde el Coaching en educación para:
- Fomentar entornos seguros, positivos para estudiar, tanto en casa como en clase, en donde el humor, el pasarlo bien haciendo las cosas, el aprender desde la seguridad de sentirse aceptado profundamente como persona, siendo exigente con los resultados y flexible con los medios, les motive a aprender. Ayudando así a que se muevan hacia su zona de desarrollo y aprendizaje.
- Fomentar el sentido de pertenencia, el reconocimiento de los progresos, trabajando la inteligencia emocional, tanto individual como grupal, para que sea un motor potente de aprendizaje y motivación.
- Reconocer los avances, educar desde las inteligencias múltiples, ayudarles a la mejora continua mediante un feedback adecuado, impulsar su compromiso social, para incitarles a ponerse en marcha, animar sus esperanzas, encender sus energías apagadas y ayudarles a reintentar las cosas sin rendirse a la primera de cambio.
No podemos motivar “solamente” desde fuera, pero sí podemos, apoyándonos en los conocimientos que tenemos hoy día, crear posibilidades de satisfacer necesidades básicas para que nuestros hijos y alumnos encuentren ahí la gasolina de su motor interno que les ponga en movimiento hacia la acción. Empujaremos las palancas de su cambio y transformaremos el mal llamado “fracaso” en oportunidad de aprendizaje. Pero de eso hablaremos en otro momento.