Es evidente que existen diferencias entre coaching y psicología. Sin embargo, también existen puntos en común entre ambas disciplinas que bien podemos contextualizar en el ámbito humanístico por el valor que tienen en la vida del ser humano desde el punto de vista de la autoayuda.
Es cierto que el coaching no aborda patologías o trastornos específicos de la psicología y la psiquiatría. Sin embargo, por su esencia, el coaching también fomenta el desarrollo personal y la superación del cliente.
Pero además, con una connotación distinta, el coaching también tiene un efecto terapéutico en el ánimo de aquel cliente que motivado por un objetivo determinado ha iniciado un proceso. Y siente que su decisión de implicarse en ese proyecto personal le hace bien. Es decir, el valor medicinal de una acción puede ir más allá del ámbito propio de la psicología. Por ejemplo, para una persona que sufre estrés porque tiene carencias en la gestión del tiempo, conseguir poner en orden su agenda es una acción saludable.
Confianza en el profesional
Existe otro punto en común muy importante entre un proceso de coaching o una terapia psicológica. En ambos casos es el cliente (coaching) o paciente (psicología) quien como protagonista de ese proceso, tiene una responsabilidad importante en el éxito potencial del mismo a través de la implicación en las sesiones y la sinceridad. Igualmente, para que un proceso de coaching o una terapia psicológica tengan un sentido positivo, debe existir una confianza por parte de la persona en el profesional. En caso contrario, es muy difícil avanzar desde la desconfianza.
Distintas especialidades
Así como existen distintas especialidades de la psicología, también existen distintos tipos de coaching. Por esta razón, más allá de la competencia profesional que existe en un sector determinado, cada profesional se especializa en una escuela concreta. Psicología y coaching son además disciplinas que deben gran parte de su base de conocimiento a la filosofía. De hecho, la deontología profesional es la ética que rige el obrar correcto de un colectivo determinado.
Habilidades comunes
Coaching y psicología son dos disciplinas diferentes, con objetivos distintos y métdos específicos de cada campo. Sin embargo, podemos observar en un buen psicólogo y en un excelente coach, habilidades que se requieren en el ejercicio de ambas profesiones. Por ejemplo, la escucha activa. Una persona que inicia un proceso de psicología o de coaching necesita sentirse escuchada. Por esta razón, el profesional debe tener habilidades personales para practicar esta empatía.
Ética profesional
Igualmente, existe un secreto profesional. Es decir, aquello que un cliente expresa en un proceso de coaching es confidencial. Al igual que el historial de un paciente en una terapia de psicología también lo es. Por tanto, coaching y psicología son dos disciplinas que muestran la importancia de la confianza en el crecimiento interior y la introspección.
Es evidente que coaching y psicología son dos disciplinas diferentes. Sin embargo, no se trata de hacer de la diferencia una barrera insalvable sino observar en qué medida el trabajo interdisciplinar en algún campo puede ayudar al progreso del conocimiento sobre el ser humano. Algunos psicólogos se posicionan a la defensiva respecto del coaching. Como si los profesionales que trabajan en este campo pudiesen realizar algún tipo de intrusismo profesional. Sin embargo, como en cualquier tipo de profesión, existen personas que realizan su labor con excelencia. Y otras que tienen que mejorar. Pero esto ocurre en cualquier campo; también en psicología.
Inteligencia emocional
Así como la filosofía es un punto de inspiración constante para un psicólogo o un coach, la inteligencia emocional también es vital en ambos campos. Ya que si existe una información importante que surge en un proceso de coaching o en una terapia psicológica es la información de la emoción y los sentimientos. Un coach y un psicólogo descubren, cada uno en el ejercicio de su profesión, que cada ser humano es único e irrepetible. Y sin embargo, más allá de las diferencias propias de la individualidad, existe una naturaleza común que es la que hace posible la empatía con lo humano.
Un coach y un psicólogo, salen de su zona de confort constantemente en su trabajo diario. Un trabajo que además, puede ser muy rico en matices. Por ejemplo, también es posible impartir conferencias especializadas o escribir un libro (cada profesional de su temática). ¿Por qué es positivo atender también a las semejanzas entre coaching y psicología? Porque cada profesional, más allá de estar especializado en un sector específico, puede aprender mucho si tiene una mentalidad abierta para poner en valor psicología y coaching, como herramientas que conectan con el alma humana a través de un lenguaje igualmente valioso. Por esta razón, si eres coach, te sugiero leer de un modo habitual libros de psicología. Y si eres psicólogo, disfruta también de los trabajos publicados sobre coaching.
El mensaje de Sócrates: «Solo sé que no sé nada», es un buen motivo de inspiración para seguir creciendo en conocimiento.