Aunque cada vez escucho más a mi alrededor a profesionales del sector que hablan de coaching de equipos, sigo detectando una enorme confusión en torno a qué es coaching de equipos, qué no es, y cómo se hace. Confusión que existe tanto entre nuestros potenciales clientes como entre muchos coaches.

Parece que el concepto de coaching individual va calando en el entorno del desarrollo personal y profesional, si bien, el concepto de coaching de equipos se sigue confundiendo con otras disciplinas que, aunque también pueden ser muy útiles para generar determinados beneficios en un equipo y/o en un grupo, no son coaching de equipos. Así escucho a directivos, responsables de recursos humanos, entrenadores, y profesionales en general, hablar de coaching de equipos, tras haber participado en unas jornadas de formación outdoor, teambuilding, motivación, etc.

Dicho esto, ¿qué es coaching de equipos? ¿en que se diferencia de otras disciplinas? ¿cómo se hace? Estas son algunas de las preguntas sobre cuyas respuestas me gustaría arrojar algo de luz para nuestros lectores.

¿Qué es coaching de equipos?

En Crearte definimos el coaching de equipos como un proceso de acompañamiento de un equipo en el descubrimiento, la redefinición y la optimización de sus procesos y modos de actuación colectivos, de modo que éste, el equipo, se haga responsable de mejorar su rendimiento y su satisfacción, para que el resultado del conjunto supere el potencial de la suma de sus partes.

El coaching de equipo es un proceso de acompañamiento de un profesional a un equipo de trabajo para que este último logre alcanzar unas metas determinadas que él mismo se marca. Esta guía o acompañamiento, que en el caso de dirigirse a una persona (coaching individual) busca potenciar sus recursos y generar nuevos aprendizajes para mejorar sus resultados personales o profesionales, cuando se dirige hacia un equipo de personas trata de optimizar los recursos de dicho equipo como tal, esto es, en su conjunto.

El coach ayuda al equipo a verse, a escucharse, a preguntarse, todo ello desde un punto de vista amplio, objetivo y relajado. Les acompaña a tomar conciencia de sus interacciones y de los problemas que pueden generar, contribuyendo a mejorar su rendimiento en el ámbito laboral, acompañando al equipo en el proceso de optimización de sus propios recursos. Les acompaña a ordenar, relacionar, jerarquizar, evaluar, cuestionar, buscar alternativas, planificar…, en definitiva, a ver desde otra perspectiva y finalmente a actuar en consecuencia. El coach de equipo no aporta ideas propias, ni expone sus propios juicios, sino que potencia los del equipo de trabajo y, además, motiva. Ofrece al equipo una nueva forma de mirarse, nuevos métodos y herramientas, hasta el momento no utilizadas o infravaloradas y que, con una correcta puesta en práctica, pueden mejorar las relaciones del equipo, su productividad, su positividad, la implicación de todos, la motivación y la rapidez y efectividad en la toma de decisiones.

Un aspecto muy importante en el coaching de equipos es que se convierte en un activador del desarrollo y del aprovechamiento del talento de las personas que componen los equipos, potenciando la diversidad, generando contextos que potencien su creatividad, mejorando las interacciones en el seno del equipo y desembocando en un mejor desarrollo del trabajo. Ser conscientes de qué situaciones o relaciones negativas ponen freno al desarrollo del equipo, es imprescindible para tratar de superarlas o, en su caso, modificarlas. Para ello será interesante descubrir los roles de cada individuo dentro del equipo, las funciones y responsabilidades de cada uno, etc. Esto aumentará el autoconocimiento, la confianza, la comunicación y la vinculación con el líder, autorregulando las relaciones dentro del equipo. Así nacerá un compromiso y una visión compartida, que se potenciarán con la participación individual, los apoyos entre individuos y que redundarán en la buscada cohesión del equipo. El entrenamiento en técnicas, habilidades y competencias aumentará, creará y desarrollará comportamientos productivos en detrimento de los innecesarios o negativos para el buen funcionamiento del equipo, a la vez que promoverá una conversación fructífera en torno a lo que cada equipo quiere lograr para sí mismo.

¿Qué no es coaching de equipos?

A diferencia de otras disciplinas como la consultoría o la formación, donde proporcionamos soluciones a los equipos para implementar mejoras en sus procesos, sus relaciones o sus resultados, el coach de equipos no da soluciones, no dice qué hacer o no hacer.
El coach de equipos se vuelca en acompañar a un equipo a lograr lo que éste se propone. Para ello les guía a través de un camino que requiere de tiempo para que el equipo tome conciencia de dónde está y de a dónde quiere llegar. Un camino que además requiere de creatividad y de responsabilidad para generar alternativas y atreverse a hacer las cosas de un modo diferente.
También es diferente al team building, donde nos llevamos al equipo a compartir actividades y hacer dinámicas divertidas que mejoren su integración, conocimiento y relaciones entre ellos. Pese a que en el marco de un proceso de coaching de equipos es posible que se incluya alguna actividad de lo que conocemos como team building, coaching de equipos es mucho más que esto.
Cuando hablamos de coaching de equipos también debemos de establecer una distinción con lo que se conoce como coaching de grupos. El cliente del coaching de equipos debe de ser un equipo natural que tenga frecuentes interacciones entre sus miembros, y objetivos comunes. Varios gerentes que se reúnen de vez en cuando para intercambiar experiencias o aprender juntos, no son un equipo.
Para que un grupo pueda ser considerado un equipo, debe de poseer, entre otras, como mínimo las siguientes características: un objetivo común, recursos para el logro de sus objetivos, y un líder que asuma responsabilidades y absorba la incertidumbre del equipo cuando sea preciso.
A diferencia del coaching de grupos, que hace referencia a la suma de procesos de coaching individual trabajados en grupo en un mismo “espacio-tiempo”, en coaching de equipos el cliente es el equipo como tal, no la suma de las personas que lo componen, y el objetivo del proceso es el objetivo del equipo como tal, y no la suma de los objetivos individuales de las personas que lo componen.
Todo ello conlleva que las personas que acompañamos a equipos de trabajo, sea en el ámbito empresarial, deportivo, educativo, etc., a lograr sus objetivos y a mejorar sus resultados y su satisfacción a través del coaching, dispongamos de una sólida formación en esta extraordinaria disciplina. Una formación que combine la adquisición de conocimientos sobre el proceso de coaching de equipos y sus fases, el desarrollo de nuestras competencias como coaches de equipos, y la práctica profesional con equipos de trabajo reales. Todo ello, además de contar con conocimientos sobre gestión de equipos, fases o etapas de madurez de los equipos, roles, etc. Lo que nos permitirá ejercer nuestra profesión con la solidez y la profesionalidad que un acompañamiento de este tipo requiere.

¿Y cómo se hace coaching de equipos?

La próxima semana, en nuestro siguiente artículo hablaremos de cómo desarrollar un proceso de coaching de equipos. No te lo pierdas.

Referencias:

Curso de Coaching de Equipos Sistémico

 

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