La gratitud es un sentimiento que surge de forma sincera en numerosos momentos de la vida cotidiana. Pero el acto de agradecer también puede alimentarse y potenciarse de manera consciente. Cuando la agenda diaria se gestiona al compás de la prisa, la gratitud experimentada no perdura de forma plena en el recuerdo. En este contexto, es habitual que la atención se dirija más hacia el futuro: se alinea con los asuntos pendientes. Sin embargo, la práctica de la gratitud se desarrolla en el presente. Es decir, transcurre en contacto con el ahora. ¿Qué beneficios produce la práctica de la gratitud en la vida diaria? En el blog de Crearte Coaching exponemos siete puntos muy valiosos.
1. Contemplación de la belleza que muestra la realidad
La práctica de la gratitud alimenta una mirada atenta, comprensiva y paciente. Es decir, aporta una perspectiva de profundidad. El punto de vista personal no se queda, como ocurre en tantas situaciones, en la apariencia o en una conclusión superficial. El agradecimiento sincero abraza aquellos detalles que se perciben como un verdadero regalo.
2. Los motivos para la gratitud aumentan y se multiplican
Esta práctica tiene su propio proceso a nivel personal. Es decir, es importante ser constante en la realización de un ejercicio centrado en el acto de agradecer. Es habitual que, a lo largo de los días, la lista de motivos agradables y positivos se amplíe de forma significativa. Ten en cuenta que el entrenamiento previo es esencial para captar la belleza de la existencia incluso en matices muy sencillos (que con tanta frecuencia pasan desapercibidos en la realización de los primeros ejercicios).
3. La gratitud mejora las relaciones personales
La gratitud puede orientarse en diferentes direcciones. Es habitual que el sentimiento se contextualice en un vínculo personal. De este modo, conecta con experiencias vividas en compañía de un amigo, un compañero de trabajo, un familiar, un vecino, un desconocido… La gratitud tiene un enfoque constructivo: aporta una visión amable de la realidad. Ten en cuenta que puede ser determinante, incluso, en el final de una historia de amor o de amistad. En ese caso, ayuda a valorar los momentos felices.
4. Mejora el tono en el que te hablas a ti mismo
La gratitud puede ayudarte a mejorar tu relación con el entorno desde una perspectiva general. Ten en cuenta que tú mismo te posicionas de una forma distinta cuando das más valor a aspectos que previamente quedaban en un segundo plano. La gratitud mejora los vínculos que mantienes con los otros, pero también nutre las palabras de tu diálogo interno.
5. Aporta esperanza y resiliencia
La práctica de la gratitud se desarrolla en el presente. Pero la mirada puede poner el acento en el pasado, en el ahora y en el futuro. En este último caso, surge la esperanza ante el mañana. En definitiva, influye de forma significativa en las circunstancias. Agradecer no significa ignorar aquellos obstáculos que pueden producir temor, incertidumbre o preocupación. A pesar de ello, la percepción de estos elementos adquiere una dimensión diferente cuando la balanza se inclina hacia el lado de la alegría, la calma, la resiliencia o el agradecimiento.
6. Aporta una agradable sensación de descanso físico y emocional
Es decir, reduce las tensiones internas. Aporta la agradable sensación de fluir al ritmo de la vida. Evidentemente, es difícil alcanzar este grado de presencia consciente de forma permanente. Sin embargo, sí es muy importante experimentarlo en momentos concretos de la vida cotidiana. De este modo, la práctica de la gratitud es clave para ampliar la duración y la calidad de esos espacios en los que el ritmo personal parece mantener un perfecto equilibrio.
7. La luz de la gratitud se comparte
Incluso cuando una persona no pronuncia en voz alta su agradecimiento por un motivo específico, su lenguaje corporal transmite esa luz que inspira a los demás. Y produce un efecto inmediato en otras personas cercanas.
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