A lo largo de una jornada, puedes llegar a tener tantos pensamientos que, al final del día, es habitual olvidar muchos de ellos. Sin embargo, la huella y la influencia de un pensamiento puede ser significativa, especialmente, cuando su tono es negativo y su mensaje es repetitivo. Existen pensamientos catastróficos que producen angustia, ansiedad y preocupación.
Hacen referencia a situaciones, escenarios o circunstancias que se perciben como un peligro o una amenaza que parece desbordar cualquier capacidad de respuesta. Esos pensamientos catastróficos inciden en las emociones y en la acción. Por ello, en Crearte Coaching queremos reflexionar sobre cómo gestionarlos: cómo superar los pensamientos catastróficos y negativos.
1. Exterioriza esos pensamientos: comparte tu preocupación
Habla con alguna persona cercana sobre el motivo de tu inquietud o sobre esas ideas que vienen a ti de forma recurrente. Es positivo hablar con una persona que no solo ofrece e inspira confianza, sino que, además, transmite serenidad y tranquilidad. Intenta abrir tu corazón y tus pensamientos ante alguien que te ofrece empatía, amabilidad, estabilidad y protección. A veces, cuando nos encontramos en una posición de vulnerabilidad, podemos llegar a creer que el otro no puede ponerse plenamente en nuestro lugar. Sin embargo, hablar de aquello que nos preocupa puede resultar terapéutico para minimizar el peso de esa carga emocional a través del apoyo externo.
2. Cuídate: estilo de vida activo y rutinas saludables
En ocasiones, los pensamientos catastróficos pueden intensificarse a partir del estrés o el cansancio. Más allá de objetivos, ocupaciones y tareas pendientes, prioriza de forma objetiva tu propio cuidado personal. Este cuidado requiere de un enfoque consciente, constante y holístico. Los momentos de descanso, ocio y desconexión son especialmente significativos.
Existen fechas significativas en las que es frecuente hacer balance en torno a los diferentes ámbitos de la vida personal o profesional. Pues bien, el balance debe llevarse a cabo con regularidad para hacer ajustes e intentar atender los síntomas de un malestar cuanto antes o para reforzar los aspectos positivos.
3. Cultiva el valor de la confianza
La confianza es un valor que puede orientarse hacia diferentes perspectivas: la vida, las nuevas oportunidades, la ayuda de otras personas, el porvenir… Cuando una persona se siente angustiada y desbordada por pensamientos catastróficos puede sentirse encerrada en una imagen que no describe la realidad tal y como es.
Y es que, pueden ocurrir situaciones difíciles y momentos complejos. Pero también existen numerosos recursos, puntos de apoyo y elementos que potencian la resiliencia personal. Por ello, cultiva el valor de la confianza ante el futuro a través de pequeños gestos y rutinas de gratitud en el día a día.
4. No juzgues tus pensamientos o las emociones que experimentas
Nadie puede controlar completamente sus pensamientos o emociones. Por ello, no te juzgues por el contenido de tus pensamientos o por la respuesta que experimentas a nivel emocional. Como hemos señalado, este tipo de pensamiento destaca por su intensidad (una intensidad que también puede verse reflejada en el plano emocional). No te juzgues ni hables de ti mismo de una forma que añade más sufrimiento todavía a este proceso.
5. Momentos de atención plena
¿Cómo observar los pensamientos negativos con más distancia? El mindfulness y la atención plena ofrecen un proceso de aprendizaje que es significativo a nivel vivencial. Y es que, sitúa al protagonista en un horizonte de autoconocimiento y toma de conciencia que le ayuda a no identificarse y fusionarse con sus pensamientos y emociones (sino que observa este tipo de información con más distancia). En el catálogo de formación de Crearte Coaching puedes acceder a programas especializados en mindfulness.
6. Alimenta tu mente y tu corazón
El alimento que necesita el ser humano para sentirse bien va más allá de un buen menú que se disfruta alrededor de la mesa. Hay otros tipos de alimentos y caricias emocionales que inciden directamente en nuestro bienestar: planes culturales, contacto con la naturaleza, momentos de soledad, relaciones constructivas, espacio para la lectura, desconexión digital… Todo aquello que te nutre tiende a potenciar la armonía, la resiliencia y el equilibrio.
Cuando los pensamientos catastróficos se producen con frecuencia hasta el punto de que la persona siente que su vida gira en torno a esta perspectiva, es esencial buscar ayuda psicológica. ¿Cómo superar los pensamientos catastróficos o negativos? En ocasiones, la solución o el punto de inflexión no surge a partir de la aplicación de una única medida (sino a través de la combinación de diferentes perspectivas).